mardi 25 mars 2014

La Magdalena de Proust…


Preparando un taller sobre el duelo del inmigrante comencé a preguntarme como podría desde las flores de Bach acompañar las emociones que se generan con tal desarraigo.


El partir del país en el que mal o bien hemos vivido la mayor parte de nuestra existencia nos lleva a preparar una maleta llena de nostalgia en la cual nuestros sentidos pasaran a ocupar un lugar privilegiado. Serán así estos sentidos nuestros aliados principales a la hora de permitirnos volver en el tiempo y revivir un pedacito de la vida que fue y que ya yo no es.


Como en la novela de Marcel Proust “A la búsqueda del tiempo perdido; Por el camino de Swann” en la cual el protagonista revive a través de una magdalena recuerdos de su infancia. Así nos valemos de olores, sabores, imágenes y sonidos que nos permiten por un instante rememorar otros tiempos.[i]


“Hacía ya muchos años que no existía para mí de Combray más que el escenario y el drama del momento de acostarme, cuando un día de invierno, al volver a casa, mi madre, viendo que yo tenía frío, me propuso que tomara, en contra de mi costumbre, una taza de té. Primero dije que no, pero luego, sin saber por qué, volví de mi acuerdo. Mandó mi madre por uno de esos bollos, cortos y abultados, que llama magdalenas, que parece que tienen por molde una valva de concha de peregrino. Y muy pronto, abrumado por el triste día que había pasado y por la perspectiva de otro tan melancólico por venir, me llevé a los labios una cucharada de té en el que había echado un trozo de magdalena. Pero en el mismo instante en que aquel trago, con las migas del bollo, tocó mi paladar, me estremecí, fija mi atención en algo extraordinario que ocurría en mi interior. Un placer delicioso me invadió, me aisló, sin noción de lo que lo causaba. Y él me convirtió las vicisitudes de la vida en indiferentes, sus desastres en inofensivos y su brevedad en ilusoria, todo del mismo modo que opera el amor, llenándose de una esencia preciosa; pero, mejor dicho, esa esencia no es que estuviera en mí, es que era yo mismo. Dejé de sentirme mediocre, contingente y mortal. ¿De dónde podría venirme aquella alegría tan fuerte? Me daba cuenta de que iba unida al sabor del té y del bollo, pero le excedía en mucho, y no debía de ser de la misma naturaleza. ¿De dónde venía y qué significaba?

Dejo la taza y me vuelvo hacia mi alma. Ella es la que tiene que dar con la verdad. Pero ¿cómo? Grave incertidumbre ésta, cuando el alma se siente superada por sí misma, cuando ella, la que busca, es juntamente el país oscuro por donde ha de buscar, sin que le sirva para nada su bagaje. ¿Buscar? No sólo buscar, crear. Se encuentra ante una cosa que todavía no existe y a la que ella sola puede dar realidad y entrarla en el campo de su visión.

Y de pronto el recuerdo surge. Ese sabor es el que tenía el pedazo de magdalena que mi tía Leoncia me ofrecía, después de mojado en su infusión de té o de tila, los domingos por la mañana en Combray (porque los domingos yo no salía hasta la hora de misa) cuando iba a darle los buenos días a su cuarto”



 

La nostalgia puede ser así nuestro mejor aliado, pero que sucede cuando en vez de ser un recuerdo pasajero esta nostalgia nos invade dejándonos muchas veces estancados en el pasado durante minutos, días, semanas y en algunos casos años?


Cuando ese preciado aliado se convierte en una piedra en el camino que no nos permite estar en equilibrio con nuestras emociones y en consecuencia con nosotros y nuestro entorno?


El ser inmigrante es un desafío de adaptación al cual debemos hacer frente para poder integrarnos en este nuevo lugar al cual  por una u otra razón hemos elegido para vivir.


Pero como hacer para adaptarse sin perderse en el camino?


Cómo hacer para integrarse sin sentirse culpable con los que quedaron?


Como convivir con esos recuerdos sin quedarnos atrapados entre un pasado que ya fue y un presente que no es?


Y sobre todo como convivir en equilibrio con el torbellino de emociones que nos invaden?

La respuesta que encontré más apropiada fue la de estar en equilibrio con nuestras emociones, algo tan fácil de decir y en este caso escribir pero que no siempre es un camino fácil de transitar.

Para ello me fui al encuentro de las flores de Bach, Ellas, que han prestado auxilio a tantas personas y en tantas situaciones diferentes seguramente iban a poder esta vez también dar respuesta a las emociones que giran en torno a la inmigración.
Y así fue como teniendo siempre en cuenta las emociones particulares que cada persona pueda traer a la consulta, podemos encontrar dentro de los 38 elixires de Bach aquellas flores que nos pueden acompañar en este camino que decidimos transitar.


Cada día se está haciendo más evidente el vínculo profundo que existe entre el equilibrio emocional y mental y su repercusión en el cuerpo. Es por ello que cuando nos enfrentamos a un periodo de cambios prolongados como puede ser el salir de nuestro país de origen, las consecuencias pueden ser reflejadas en nuestro organismo. Éste, se verá así obligado a sostener ciertas respuestas fisiológicas  que en un periodo prolongado del tiempo lo llevarán a debilitarse y expresarse a través de síntomas físicos.



A través de los elixires de Bach podemos reencontrarnos con nuestro equilibrio emocional natural el cual nos permitirá mirar el pasado como un punto de referencia en nuestra evolución sin necesidad de depender de él. Poder aceptar e integrar el pasado con todos los recuerdos tanto de situaciones como de personas en este presente sin que por ello tomen el rol protagónico.


En este camino de nostalgia hacia el pasado nos podemos encontrar enfrentados a otro tipo de emoción que pueda venir a sumarse a nuestro desequilibrio y es el sentimiento de culpa.


El sentimiento de culpa así como el del auto reproche son sentimientos que juegan un rol importante en este camino de adaptación dado que si hay culpa por habernos ido, por haber dejado a aquellos seres queridos, familia y amigos, por ya no poder compartir el día a día con ellos el vivir aquí y ahora va a ser un peso que se va a agregar a esta añoranza.


El caer en los reproches de cómo deberían haber sido las cosas nos va a llevar a un círculo vicioso que no nos permitirá avanzar en esta nueva etapa.
Los reproches van a invadirnos incluso cuando las situaciones de culpabilidad no nos tienen como protagonistas y no nos van a permitir sentirnos merecedores ni dignos de lo que hemos construido.


Las flores de Bach van a permitirnos aceptar y comprender con la responsabilidad justa aquello que no depende de nuestra voluntad, tomar distancia de las consecuencias de los hechos y focalizar nuestra energía en nuestra realización.


La vida es un proceso de cambio continuo que vivimos en tanto que seres humanos, las diferentes etapas por las que pasamos desde el nacimiento hasta la muerte hacen que nuestra capacidad de adaptación este en continuo jaque.



Como podemos acompañarnos cuando esta capacidad de adaptación se ve desbordada?Como poder disfrutar de lo que la vida nos ofrece si nos es imposible encontrarnos en este nuevo lugar?


Darnos la oportunidad de soltar en toda consciencia aquellas situaciones anteriores para poder así dar un paso más y afrontar las que se nos presentan en total paz y seguridad.


Darnos cuenta que para crecer es necesario cambiar y para ello hay que romper con las viejas estructuras, salir de nuestra zona de confort.


Poder cambiar sin dejar de ser nosotros sea donde sea que estemos y su vez poder sostenernos frente a los cambios exteriores sin perder el equilibrio interior.



Las flores de Bach pueden así acompañarnos en este camino de evolución y de auto curación de manera natural permitiendo que nos reencontremos y estabilicemos nuestras emociones para poder luego estar en armonía con nuestra alma y por ende con nuestro entorno.


La Madeleine de Proust…


En préparant un atelier sur le deuil de l’immigrant, je commençais à me demander comment  les élixirs floraux de Bach pourraient accompagner les émotions qui sont générées avec ce déracinement.Le départ du pays dans lequel nous avons vécu la plus grande partie 
de notre existence nous amène à préparer une valise pleine de nostalgie où nos sens occuperaient une place privilégiée. Ce serons ces sens nos principaux alliés quand nous voudrons remonter dans le temps et revivre un peu de la vie qui a été mais que n’est plus là.
  

Comme dans le roman de Proust "À la recherche du temps perdu" dans lequel le protagoniste voyage dans le temps, à travers d’une madeleine, à son enfance. Ainsi nous utilisons ces odeurs, saveurs, des images tant que des sons qui nous permettent un instant de voyager dans le temps et aller à la rencontre des époques passées. [ii]


"Pendant de nombreuses années déjà, n'existe pas pour moi de Combray, et non la scène et le drame du moment de dormir, quand un jour d'hiver, retour à la maison, ma mère, voyant que j'ai eu froid, m'a proposé de prendre contre mon habitude, une tasse de thé. J'ai d'abord dit non, mais puis, sans savoir pourquoi, je suis revenue de mon accord. Ma mère a envoyé par l'un de ces pains, courts et volumineux, qui appelle les cupcakes, qui semblent avoir utilisé par une coquille. Et bientôt, accablé par le triste jour qui a passé et la perspective d'une autre personne si mélancolique à venir, je m’ai pris à ses lèvres une cuillerée du thé qui avait jeté un morceau de gâteau. Mais au moment même où qui boivent, avec les miettes de pain, touchés mon palais, je tremblais, fixé mon attention sur quelque chose d'extraordinaire qui s'est passé à l'intérieur de moi. Un sentiment délicieux accablé, j'ai n'isolé, aucune idée de ce qu'il fait. Et les vicissitudes de la vie indifférentes, ses désastres inoffensifs et sa brièveté dans illusoire, m'a tout de la même façon cet amour de l'opéra, rempli d'une belle essence ; mais, plutôt, que l'essence est ne pas d'être en moi, est que moi-même été. Je me suis arrêté j'ai sentir médiocre, contingent et mortelle. Où pourrais cette joie si forte que je viens ? J'ai réalisé qu'il était attaché à la saveur du thé et pain, mais lui dépassé en grande partie et ne devrait pas être de même nature. Où a été et ce que cela signifiait ?

Je laisse la coupe et je me tourne vers mon âme. Elle est d'avoir à donner la vérité. Mais comment ? Incertitude grave, quand l'âme se sente subjuguée par elle-même, quand elle, qui cherche, est ensemble le pays sombre où chercher, à moins que vous servir tous leurs bagages. Trouver? Non seulement la recherche, créer. Il y a une chose qui n'existe pas encore et à qui elle seule peut donner réalité et saisissez-le dans le champ de vision.

Et soudain la mémoire se pose. « Ce goût, c'est qui avait le morceau de gâteau que ma tante Aurélie m'a proposé, après avoir mouillé dans son infusion de thé ou de tila, dimanche matin à Combray (parce que le dimanche je n’ai pas quitté jusqu'au moment de la Messe) quand allait vous donner bon matin dans sa chambre »



La nostalgie peut être notre meilleur allié, mais que se passe-t-il lorsque, au lieu d'être un souvenir passager cette nostalgie nous envahit en nous laissant stagnante plusieurs fois dans le passé, soit quelques minutes, soit des jours, des semaines et parfois mêmes des années ?


Quand cet allié précieux devient une pierre sur la route qui ne nous permet pas d'être en harmonie avec nos émotions et en conséquence avec nous et notre environnement ?



Être un immigrant est un défi d'adaptation que nous devons affronter une intégration dans un nouveau lieu qui pour une raison ou une autre, nous l’avons choisi pour vivre.

Mais comment nous adapter sans nous perdre dans le chemin ?


Comment nous intégrer sans nous sentir coupable avec ceux qui sont restés ?

Comment vivre avec ces souvenirs sans nous emprisonner entre un passé qui était déjà et un présent qui n'est pas ?


Et surtout comment vivre en harmonie avec le tourbillon d'émotions qui nous envahit?

La réponse que j'ai trouvé la plus appropriée était la de vivre en harmonie avec nos émotions, quelque chose si facile à dire et d'écrire dans ce cas, mais que ce n'est pas toujours une route facile.
Alors, je suis allée à la rencontre des fleurs de Bach, elles, qui ont autant de fois fourni son soutien aux personnes dans de nombreuses situations différentes, surement cette fois elles seraient aussi en mesure de répondre aux émotions qui gravitent autour de l'immigration.
Toujours en tenant compte du vécu particulier de chaque personne nous pouvons retrouver dans les 38 élixirs de Bach les fleurs qui peuvent nous accompagner sur ce chemin que nous avons décidé de marcher.
Chaque moment que nous vivons met plus en évidence le lien profond qu’il y a entre l'équilibre émotionnel et mental et de son impact sur le corps. Par conséquent, que lorsque nous sommes confrontés à une période de changements prolongés comme le fait de quitter notre pays d'origine, les conséquences peuvent se refléter dans notre corps. Notre corps sera donc forcé de tenir certaines réactions physiologiques qui conduisent à l’affaiblir et qui s’expriment à travers des symptômes physiques sur une longue période de temps.


À travers les élixirs de Bach, nous pouvons aller à la rencontre de notre équilibre émotionnel naturel qui va nous permettre de regarder le passé comme un point de référence dans notre évolution sans devoir en rester bloqués. Nous serons ainsi capables d'accepter et intégrer le passé avec tous les souvenirs de situations et donc les gens dans ce présent sans qu'ils prennent le rôle principal.


Sur ce chemin d'accès de nostalgie pour le passé, nous pouvons aussi nos trouver face à un autre type d'émotion qui peut venir rejoindre notre déséquilibre et qui est la culpabilité.


La culpabilité ainsi que les reproches sont des sentiments qui jouent un rôle important dans ce voyage d'adaptation puisque s'il y a culpabilité soit pour avoir parti, soit pour avoir quitté nos êtres chers, famille et amis, soit pour ne pouvoir pas partager chaque jour avec eux, vivre ici et maintenant sera un poids qui viendra s’ajouter à ce mal du pays.


Tomber dans les critiques de comment les choses devraient avoir été va nous conduire à un cercle vicieux qui ne nous permettra pas d'avancer dans cette nouvelle étape.
Les critiques vont de ce fait nous envahir, même lors de situations de culpabilité que ne nous ont pas eu comme protagonistes en nous ne sentant pas méritant ou digne de ce que nous avons construit.
Les Fleurs de Bach vont nous permettre d'accepter et de comprendre notre responsabilité dans sa juste mesure, prendre distance des conséquences et des événements et concentrer nos énergies dans notre épanouissement.



Comment nous pouvons nous rejoindre lorsque  cette capacité d'adaptation est dépassée ?


Comment profiter de ce que la vie nous offre quand nous ne pouvons pas trouver notre place dans ce nouveau pays?


La vie est un processus de changement continu que nous vivons en tant qu'êtres humains, notre capacité à nous adapter de la naissance au décès implique une adaptation continue.
 
Nous donnons l'occasion de lâcher prise en toute conscience les situations anciennes de manière à pouvoir faire un pas vers l’avant et faire face aux situations qui nous sont présentées en toute tranquillité et sécurité.


Nous rendre compte que pour nous développer dans la vie il faut rompre avec les vielles structures, même si cela implique sortir de notre zone de confort.


Pouvoir changer tout en restant tel que nous sommes peu importe où nous nous trouvons  mais toujours en étant bien ancré de sorte de pouvoir accompagner les changements extérieures sans perdre notre équilibre intérieur.


Les Fleurs de Bach peuvent nous rejoindre sur ce chemin d'évolution et de l'auto-guérison naturellement afin de permettre la rencontre avec nos émotions pour pouvoir après être en harmonie avec notre âme et en suite avec notre entourage.








[i] "A la búsqueda del tiempo perdido" de Marcel Proust 1913
[ii] « À la recherche du temps perdu" de Marcel Proust 1913


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